¿El mejor fichaje? Un joven valor semidesconocido

5/16/2011

Anass Achahbar

Retumba. Sonido esplendoroso. Primero el rayo, destello, después retumba el trueno. La velocidad de la luz es mayor que la del sonido.

En medio de una tormenta de verano, en mitad del bosquecillo, habiendo salido para disfrutar de la naturaleza: esa que nos habla sin vociferar ni articular palabra; a través de los sentidos percibimos sensaciones, movimientos, sonidos, coexistencia. Y miedo: la tormenta, que no durará más de treinta minutos, te ha pillado entre los árboles y matorrales; los animales huyen o retornan a sus guaridas. Tú no puedes: estás demasiado lejos de casa, en otras circunstancias más bien considerarías que estás cerca, pero no en este preciso momento. Justo ahora, en este instante, el preciso instante en que necesitas cobijo, te sientes desvalido, no tienes sitio en donde guarnecerte, o simplemente, cerrar los ojos e imaginar que estás en el pasado: en aquel momento dónde sonreías, vibrabas, desprendías calidez. ¿Qué hacer cuando huyes pero te das cuenta de que no puedes huir? Los segundos parecen minutos, los minutos parecen horas.

Así es Anass Achahbar. Muchas "tormentas de verano" en el transcurso de un partido. Aparición fulgurante y ¡zas, en toda la boca!. Acaba de proclamarse campeón de Europa sub17, ejerciendo de delantero titular de Holanda. Nacido en 13 de enero, del año 1994, a pesar de no haber anotado ni un solo gol, ha sido el futbolista más destacado de su selección, que contaba con otros prometedores talentos como, sobre todo, los centrocampistas Kyle Ebecilio -todocampista de gran potencia física y técnica- y Yassine Ayoub -el hombre invisible que todo lo hace-. Perteneciente al Feyenoord, no debería tardar en ganarse un hueco en el equipo titular. Es joven: pero la premisa en casos como éstos, me parece, innecesaria deportivamente hablando.

Capacitado para inventar una genialidad en el momento más inesperado, se trata de un delantero zurdo de depurada y preciosista técnica individual. Eléctrico y fantasioso, especialmente hábil en el regate y los desmarques de arrastre; sus cambios de ritmo, además de poderosos, son violentos e inteligentes; pongo un ejemplo, aún le estoy viendo (en mi cabeza) desmarcándose hacia el área pequeña para de pronto frenar en seco y retrasarse un poco esperando el centro hacia atrás: estaba solo, su camarada no le vio. Otro ejemplo: es un espectáculo verle lanzar un espeluznante desmarque desde media distancia al primer palo, para dejar a su compañero, que llega desde atrás, totalmente liberado de la marca. Así es Achahbar: capaz de crear huecos, espacios, ocasiones para él mismo o para sus colaboradores. Porque individualmente es un futbolista que merece la pena admirar, o al menos disfrutar; por su técnica, pillería y violencia; pero colectivamente siempre aporta, no ya sólo desde la atención que recibe por parte de los jugadores rivales como futbolista especial, ni por sus movimientos de arrastre; también se maneja a la perfección en la asistencia al compañero que llega desde atrás. Se le ha visto bajar a recibir desde la frontal del área, unos metros, recibir de espaldas a portería y después; ya sea aguantar el balón o ¡jugar al primer toque! hacia la meta adversaria: de esta manera disfrutamos de un taconazo que no desaprovechó Ebecilio incorporándose desde el centro del campo. Se entendían especialmente bien estos dos: el beneficiado, por supuesto, fue el volante/mediocentro; y la selección oranje. Sutil en el golpeo, pese a no ser excesivamente alto o corpulento es fuerte, además de rápido, y sabe proteger el balón: aguantarlo y "esconderlo". Por lo demostrado, debería mejorar la definición: quiere ajustar tanto, en ocasiones, hacerlo tan bonito, que la portería parece quedársele pequeña. Lo cierto es que "arma el pie" con rapidez y facilidad, aparenta sangre fría frente al portero, no parece ponerse excesivamente nervioso: así que otra posibilidad es, sencillamente, que no haya estado acertado. ¿Le falta instinto de killer? Es algo para lo que no me siento capacitado a responder.

Se mueve por todo el campo; cae a bandas, baja a recibir, se desmarca. Es inteligente a la hora de realizar estos movimientos. También aporta en la presión defensiva, aunque es cierto que tiende a dosificar esfuerzos, posiblemente para mantenerse en los minutos finales del encuentro casi tan explosivo como al comienzo. No obstante, si una pelota rueda cerca de su posición, hará todo lo posible por hacerse con ella e ir derechito hacia portería. Un tormento que encierra en su interior una (o varias) tormentas de verano. Hay que temerlo si se le tiene enfrente en un campo de fútbol: la huida no es una posibilidad, sí la humillación.

Triunfará.

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